Uno de los peores episodios a los que se puede enfrentar una rehala es que alguien dispare en un agarre o pegue a los perros para que suelten y después disparar.
Además del alto riesgo de matar a uno de ellos, un tiro en un agarre o las pedradas, palos o voces a los perros para que, amedrentados, abandonen la pieza agarrada, destroza a la rehala que, espantada por la detonación o la violencia ejercida sobre ellos, a partir de ese día soltará siempre a la llegada de cualquiera, dejando solo frente al animal a quien acude al agarre.
El resabio que cogen los perros por estos hechos cuesta muchísimo corregir y algunos de ellos quedan traumatizados, de tal manera, que son inservibles para la rehala.
Para evitar en el futuro estas situaciones, las principales asociaciones de rehalas que aglutinan la mayoría de ellas, ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE REHALAS (AER), ASOCIACIÓN DE REHALAS REGIONALES CAZA Y LIBERTAD (ARRECAL), ASOCIACIÓN DE REHALAS DE CÓRDOBA y REAL CLUB DE MONTEROS (RCM), aconsejan realizar las siguientes acciones:
- Que el organizador, en la exposición de las normas antes de la montería, avise con claridad y contundencia que no se puede disparar en un agarre.
- Que el organizador nunca conceda el trofeo a quien así lo consiguiera.
- Que el organizador vete a esa persona para todas sus monterías.
- Que los demás monteros denuncien siempre estos hechos, poniéndolos en conocimiento del Capitán de la Montería.
- Que el grupo rechace a estos personajes.
- Que el rehalero denuncie al infractor solicitando la retirada del permiso de armas, así como multa y, en su caso, las penas correspondientes según las leyes nacionales y autonómicas que regulan estos hechos.